«Sólo cuando se haya cortado el último árbol, sólo cuando el último río haya muerto … sólo entonces verás que el dinero no se puede comer«. Es una frase que resuena en el imaginario colectivo cada vez que se piensa en las cosas valiosas de la vida: una de ellas, el amor de servir al otro en cualquier condición y sin mirar a quién. Es el caso de Yohana Retamoso, que junto a un equipo de profesionales y vecinos, se dedica a atender las demandas alimenticias y cognitivas de los niños de Raíces Norte y Bella Vista.
La coordinadora, habló en LA TARDE DE LA RADIO sobre la función social de los comedores para amortiguar la crisis económica. “En Raíces Norte hacemos merienda y desayuno y en Bella Vista hacemos el almuerzo siempre y cuando tengamos. El transportista era un asentamiento, ahora sí ya está reconocido como barrio. A todos entregamos, no tenemos que mirar con malos ojos a nadie. Si no tenemos, directamente no hacemos. Ellos vienen y llevan, la idea es que tengan para comer en su mesa familiar, que el día de mañana no siempre recuerden que todo era el comedor”, contó.
Yohana relató que muchas veces es difícil sostener la continuidad de la asistencia y que tratan de generar un hábito para la obtención de recursos genuinos y una vía para la transformación: la educación; a través de apoyo escolar. “Lo más complicado de conseguir es la carne. Un almuerzo lleva 5 kilos de papa, 3 kilos de zanahoria, 5 kilos de cebolla, 7 kilos de arroz, es cuestión de preguntar también por eso invitamos a los vecinos para que se acerquen. Hay muchos chicos desabrigados o descalzos y muchas veces es irresponsabilidad de los padres. Estamos pensando fuertemente en comprar una fotocopiadora. Estamos esperando una máquina de coser para arrancar con talleres de costura. También hacemos apoyo escolar”, explicó.
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