El 1 de agosto es una fecha significativa para diversas comunidades que honran a la Pachamama, una práctica ancestral que revive tradiciones y costumbres milenarias. Este día, las personas se reúnen para participar en ceremonias y rituales con el fin de agradecer y devolver a la tierra todo lo que esta les ha brindado durante el año.
Uno de los rituales más conocidos es el de beber caña con ruda, una tradición que tiene sus raíces en la creencia de que esta bebida protege contra los males y asegura la buena salud. Además de esta práctica, se realizan ofrendas a la tierra, conocidas como «corpachadas», en las que se depositan comida, bebidas y otros elementos en hoyos cavados en el suelo. Estas ofrendas representan actos de gratitud y buscan asegurar la prosperidad y el bienestar de la comunidad en los meses venideros.
Fredi Fleitas, productor agroecológico, habló en LA MAÑANA DE LA RADIO sobre la importancia de estas tradiciones y su conexión con la agroecología. «Esta relación directa que tenemos con nuestra tierra, con nuestro entorno y nuestra cultura es lo que hoy estamos recordando. Nosotros tenemos una relación muy fuerte y desde la agroecología planteamos la tierra sana y hombre sano», expresó Fleitas.
La agroecología se centra en la defensa y el cuidado del medio ambiente. Los productores destacan que esta práctica implica técnicas que buscan mantener y mejorar la salud de la tierra, en contraste con otros sistemas que pueden dañarla o contaminarla. Gerardo Báez, otro productor agroecológico, también compartió sus experiencias y recuerdos. «La meta de la agroecología siempre fue cuidar el medio ambiente. Antes, mis padres tomaban la caña con ruda y encendían sahumerios naturales alrededor de la casa antes de abrirla para ahuyentar los males. Nosotros mirábamos nomás y ellos nos explicaban que era por la salud. Uno recuerda su infancia y es una fecha clave», comentó Báez.
Las tradiciones culturales influyen en la agricultura ecológica de varias maneras significativas. Los productores mencionan que estas tradiciones están profundamente arraigadas en su relación con la madre tierra y se reflejan en prácticas agrícolas específicas, como las fechas clave de siembra, las fases lunares, los rituales de salud y las conexiones intergeneracionales.