Aquel 8 de diciembre de 1980 en la ciudad de Nueva York, John Lennon, considerado como uno de los mejores músicos de la historia, era asesinado por un fanático llamado Mark Chapman en la puerta del hotel Dakota.
Aquel día había sido intenso para Lennon y, al regresar al hotel junto a su esposa Yoko Ono, fue interceptado por Chapman, que horas antes le había pedido un autógrafo. El asesino le disparó en cinco oportunidades con un revólver calibre 38.
Eran las 22.50 cuando el exBeatle subió algunos peldaños hacia el área de seguridad de su departamento, dijo: «me dispararon», y se desplomó. Fue rápidamente trasladado al St. Luke’s-Roosevelt Hospital Center, pero llegó sin vida debido a que había perdido cerca del 80% de su volumen sanguíneo.
Chapman, de 25 años, se convirtió en uno de los asesinos más famosos del mundo. En el juicio se declaró culpable y fue condenado a prisión perpetua. Hoy tiene 65 años y hace poco declaró que «fue un acto extremadamente egoísta» por el que cree que merece la pena de muerte.
El hombre aseguró que mató a Lennon para su «gloria personal» y agregó que piensa en el crimen «todo el tiempo». Después de disculparse, el homicida explicó: «Lo asesiné porque era muy muy muy famoso. Esa es la única razón. Él era famoso y yo estaba buscando mi gloria personal de manera muy egoísta. Lamento el dolor que le causé a ella (refiriéndose a Ono)».
FUENTE: DIARIO «LA NACIÓN».