El 23 de junio de 1968, en un Superclásico disputado en el Monumental, se desarrolló el hecho más doloroso en la historia del fútbol argentino, que dejó un saldo de 71 hinchas muertos y ningún culpable.
El 23 de Junio de 1968 se produjo el hecho más trágico en la historia del fútbol argentino. Lo que desde hace 52 años se conoce como “La masacre o la tragedia de la Puerta 12”.
Había unas 90 mil personas en el Monumental. River y Boca empataban 0 a 0 y jugaban por el Torneo Metropolitano.
Es que entre los 75′ y los 80 minutos un extraño movimiento masivo comenzó a desplazarse buscando la salida. Tal situación se producía en lo que hoy es el Sector L de la Tribuna Centenario Alta del estadio Monumental.
Fue en ese lugar en el cual se distinguían -más que en otros- el enfrentamiento de las hinchadas con cantos insultantes, banderas quemadas, grescas grupales, botellazos por doquier y hasta cierta pirotecnia casera arrojada con intención de lastimar. La única y fugaz coincidencia de esa tarde fue que ambas hinchadas –en diferentes momentos- cantaron por unos pocos minutos la marcha prohibida: Los Muchachos Peronistas, cosa que fue registrada rápidamente por la Policía Federal.
Al término del encuentro yendo desde el Palco de Prensa hacia los vestuarios vi algo preocupante, sospechoso, poco común: una avalancha desde arriba hacia abajo que dejaba cual volcán en erupción gente caída, heridos y angustia. Pero a su vez, en dirección contraria, otros cientos de personas que intentaban volver a la tribuna que habían dejado, a ese epicentro fatal, empujando desde abajo hacia arriba. Entre unos y otros se escuchaban gritos desgarradores y la sangre comenzaba a teñir de espanto el ocaso de la tarde horrenda.
Las anchas escaleras de esa tribuna permiten que unas 15 personas simultáneamente puedan ocuparlas . Y el trayecto es de unos 80 escalones entre la tribuna y la calle. Esos peldaños conducían a la fatídica Puerta 12.
Los hechos ocurrieron así:
.- 1° Los primeros hinchas de Boca ubicados en esa tribuna que decidieron irse ya sea porque el partido era aburrido y poco prometedor en emociones o para abordar los medios públicos de transporte evitando las largas filas de entonces, comenzaron a marcharse hacia la salida,
.-2° Al llegar al final de su fatal recorrido hallaron un insólito obstáculo, pues los molinetes encastrados al piso aún se hallaban colocados obligando a quien quisiera salir a desfilar individualmente por el hueco de cada pasadizo;
.-3° La puerta corrediza de metal que une cada lado de la abertura no estaba abierta del todo, dejaba un paso limitado,
.4° Además, del lado de la Avenida Figueroa Alcorta se hallaba un grupo de la Policía Montada que con los rebenques en sus manos y sobre sus cabalgaduras impedían la salida de los chicos (la mayoría de los 71 muertos lo eran) azuzándolos con las fustas y el paso intimidatorio de sus nerviosos caballos,
.-5° Ante tamaña amenaza quienes habían llegado abajo querían regresar, evitar la impiadosa reacción policial; tal cruce generó una descontrolada fricción con aquellos otros que querían salir; esto produjo una dramática lucha entre los espectadores quienes bajo el imperio del pánico fueron sembrando la tragedia que habría de tronchar muchas vidas de unos y de otros,
.-6° La inercía del descenso tornó mas rápido y enérgico el desbande de quienes querían salir respecto de aquellos otros que intentaban volver y desde las escaleras se producían las escenas terribles del aplastamiento, la confusión, el llanto y la desesperación,
.-7° La Policia – que tenía el apoyo del entonces presidente Onganía y de toda la cúpula militar que gobernaba el país- se sintió con facultades para bloquear la ya obstruida salida y muchos desafortunados espectadores fueron cayendo o estrellándose contra la parte de cortina metálica que aun quedaba o los molinetes o los policías a caballo transformados en una luctuosa malla de inhumana contención.
FUENTE: «INFOBAE».