ASÍ SERÁ LA POLÍTICA QUE BUSCA IMPONER CHINA EN EL MUNDO

El régimen ha elegido a su héroe que hace justicia ante los ataques externos. Es su nueva diplomacia que preocupa a los países democráticos de Occidente.

Cualquiera que insulte a China debe ser exterminado. La leyenda, grandilocuente, acompaña un póster promocional de la película Wolf Warrior 2, una de las más populares en la historia del país. El film reúne la mayoría de los lugares comunes de los nacionalismos a través de la historia: la amenaza externa; la afrenta al orgullo patriótico; la supremacía sobre el enemigo. Es encabezada por un héroe poco convencional y omnipotente que debe repeler los ataques arteros de un mercenario norteamericano en superioridad de condiciones.

El mensaje más bien lineal de la película protagonizada y dirigida por Wu Jing -una de las máximas y más ricas celebridades de aquella nación- fue adoptado por el servicio exterior del régimen y transmitido a todos sus embajadores y delegados alrededor del mundo. Devolver con virulencia cualquier crítica hecha a partir de la impericia en el control del coronavirus.

Xi Jinping, presidente desde 2013, comenzó a alimentar el nacionalismo tanto fuera como dentro del extenso territorio. Ninguna sede diplomática permitirá que el discurso único del Partido Comunista Chino (PCC) fuera refutado o puesto en dudas por algún gobierno extranjero.

Esa agresiva política exterior es parte de un plan mucho más hondo. Beijing ve una oportunidad única creada a partir de la pandemia: su expansión geopolíticaAmérica Latina -con su pobreza estructural, sus necesidades diarias y sus gobiernos desapegados a las leyes-, figura entre sus principales planes. Así lo puso en evidencia el diario South China Morning Post (SCMP), propiedad de Jack Ma, fundador de Alibaba, la réplica china de AmazonMa fue, además, uno de los promotores de la “diplomacia de las mascarillas» con que el gobierno pretendió limpiar su demacrada imagen producto de su pésima gestión del brote del Sars-CoV-2, nacido en Wuhan.

Producto de esa mala administración y del ocultamiento de la epidemiaJinping debió acelerar sus nuevas formas diplomáticas. Por un lado, mostrarse solidario con los estados pobres y sin suministros. Inundó para ello varias naciones con la venta de material médico de cuestionable calidad. Por el otro, sus medios y sus ejércitos de trolls dejaban en evidencia a quienes no gestionaron bien la multiplicación de los casos de COVID-19 -como Italia y España– para que el foco se dispersara; y por último, se decidió a responder cada una de las críticas de manera brutal. Lo padeció Australia quien pidió una investigación imparcial sobre el origen del virus.

Pero hay otros objetivos que se abren paso. En la Argentina, por ejemplo, la anunciada expropiación por parte del gobierno local de Vicentin -una gigantesca empresa agrícola- ilusionó a la jerarquía asiática. Es que en 2016 China Oil and Foodstuffs Corporation (Cofco) -la mayor empresa alimenticia estatal- compró Nidera, otro de los emporios cerealeros argentinos. Ambas administraciones, unidas, podrían desequilibrar el mercado al concentrar más del 20 por ciento de la producción. Una soberanía (alimentaria)… compartida.

En Beijing hacen cuentas: una asociación con la compañía argentina tomada por la Casa Rosada les permitiría fijar precios en la cadena de comercialización de granos. Pero también estarían en condiciones de soñar a lo grande: quedarse, por qué no, con el canal hídrico que atraviesa el corazón agrícola que llega hasta los puertos de Paraguay. Los exportadores de esa cuenca -los de aquel país, los del sur de Brasil, y los de Uruguay– encienden sus luces de alarma. Una gestión china podría encarecer tanto sus operaciones en la región que haría inviable el negocio.

Rachman pone el acento en la distracción actual de las democracias potentes ante el avance de la autocracia. “El mayor problema es que el mundo exterior está muy distraído, dividido e intimidado para responder coherentemente. Eso puede persuadir a Beijing de correr un riesgo alto: hundir al mundo en una nueva y peligrosa crisis”, avisa. La diplomacia del “Rambo chino” parece dar sus primeros frutos que serán recogidos en América Latina, posiblemente.

FUENTE: «INFOBAE».

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