EL BANDERAZO AGRIETÓ LA RELACIÓN ENTRE MACRI Y LARRETA

Tras la protesta contra el Gobierno, cada uno se diferenció del otro. El ex presidente rompió el silencio para adueñarse del rédito político y el jefe de gobierno porteño, en silencio, pegó el faltazo a una reunión de Juntos por el Cambio. El trasfondo del enfrentamiento.

El banderazo sirvió para agrietar aún más la relación entre Mauricio Macri Horacio Rodríguez Larreta. Desde el entorno de ambos dirigentes tratan de relativizar las diferencias, pero la tensión que se venía incubando ya no puede ser disimulada.

Un día después de la protesta contra el Gobierno que movilizó a miles de argentinos, la escenificación de la pelea fue evidente. Desde Zurich, Macri quiso marcar la cancha tras la masiva concurrencia al publicar en Twitter un mensaje claro: “Orgulloso de los miles de argentinos que salieron ayer para decirle basta al miedo y al atropello, y sí al trabajo, al respeto y a la libertad”. 

Cerca del jefe de gobierno porteño le restaron importancia al sugestivo faltazo: “Horacio avisó que este martes no iba a poder participar porque tenía una reunión de gestión con 15 personas que no podía cancelar”, dijeron sus allegados. Pero, menos de 24 horas después del banderazo, verse las caras para analizar la protesta del 17A y resolver los próximos pasos era importante no sólo desde el punto de vista simbólico para la principal fuerza opositora. 

Fue evidente que Rodríguez Larreta no quería saber nada con hacer una movilización callejera en el peor momento de los contagios. Le complicaba su política sanitaria, en la que está lógicamente concentrado, pero también su estrategia política: se transformaba en una interferencia en su buena relación con Alberto Fernández y, a la vez, le quitaba la iniciativa para seguir cimentando un perfil propio de liderazgo sobre la base de la moderación y del diálogo.

Es cierto que algo ya se había roto en la relación Macri-Rodríguez Larreta en los últimos tiempos del gobierno de Juntos por el Cambio, cuando el ex presidente se negó a renunciar a su reelección, desdoblar los comicios en la Provincia de Buenos Aires y ampliar su base electoral cerrando acuerdos con sectores peronistas como el de Sergio Massa.

Pero todo empeoró entre ellos en estos ocho meses desde que Macri dejó el gobierno nacional y Rodríguez Larreta empezó a rodar como el jefe opositor que retuvo en las urnas el poder en un decisivo distrito como el porteño.

Nadie cree que la pelea entre ambos termine en una ruptura, pero la profundización de la grieta entre duros y moderados de Juntos por el Cambio es un dato que suma incertidumbre al futuro de la coalición opositora justo cuando el 41% del electorado anti-K parece haberse activado nuevamente y falta sólo un año para los comicios parlamentarios.

No hay un líder opositor, pero en la práctica hay dos que apuestan a formas muy distintas de ejercer ese rol. Atenuado el impacto inicial por el banderazo, esa es la noticia que más celebran en estas horas Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

FUENTE: «INFOBAE».

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