Sábado 19 de septiembre 2020.
El 8 de septiembre de 1989, un colectivo que transportaba a una generación de talentosos músicos, cayó en las aguas del río Paraná, en la costanera de Bella Vista. Fallecieron en aquel accidente: Zitto Segovia, Jhonhy Behr, “Chango” Paniagua, Daniel “Yacaré” Aguirre, Joaquín “Gringo” Sheridan, Miguel Ángel “Michel” Sheridan y los dos choferes. Lograron sobrevivir: “Cacho” Espíndola, Ricardo “Tito” Gómez, Ricardo Scófano, César González y Carlos Miño.
A 31 años del accidente que enlutó a la cultura correntina y argentina, Lucas Sheridan, hijo del recordado Joaquín “Gringo” Sheridan, dialogó el pasado 8 de septiembre con Radio Bella Vista en el programa “Hacete Cargo”. Entre recuerdos familiares y chamamé, Lucas, uno de los integrantes del grupo “Los Sheridan”, recordó a su padre y a sus compañeros de ruta: artistas que marcaron la historia de la música litoraleña.
“Hace un par de años con la familia tratamos de celebrar la vida, porque hay gente que por ahí no sabe que el mismo día de la tragedia, es el cumpleaños de nuestra abuela. Entonces, vamos por ese lado. Las circunstancias de hoy en día dicen que no la podemos ver, así que todo el día estuvimos hablando por teléfono con ella. Obviamente, se los recuerda a estos grandes personajes. Nosotros cuando tocamos los recordamos en cada escenario, no solo el 8 de septiembre”, confesó Lucas.
A su vez, manifestó su sentimiento hacía los legendarios artistas, poniendo énfasis en su padre y en el legado de chamamé que persigue con Los Sheridan: “Ellos nos marcaron una senda. A mi particularmente, me gusta mucho el estilo de Grupo Reencuentro y de Los de Imaguaré. Me identifico mucho y me gusta andar en ese estilo de música, dejando un mensaje. Ayer me preguntó una persona, qué es lo que más rescataba del ‘Gringo’. Escuchando todos los discos que grabó, siempre tenía un mensaje en cada disco. Eso es lo que más me interesa dejar: un mensaje de amor. Siempre dejando una enseñanza, una esperanza de paz, de amor, de reconciliación. De eso me di cuenta en este último tiempo, escuchando detenidamente cada trabajo que él grabó. Quiero ir por esa línea”.
Y agregó: “Ahora estamos ensayando un montón y grabando. Este párate nos vino, entre comillas; bien, porque pudimos componer y queremos grabar cuanto antes. Es algo que nos debemos, porque hace un tiempo que estamos. Si bien no tenemos un disco, estamos trabajando muy bien y confío que cuando salga el disco, prospere un montón. Se extraña bastante todo tipo de escenario”.
Asimismo, comentó sobre la cercanía que tuvo desde niño con los instrumentos musicales y el chamamé: “Desde los 11 más o menos, hasta los 15 o 16 años. Después me agarró una época de rebeldía durante la adolescencia y largué unos años. Hasta que a los 20 recién, retomé con mi profesor y amigo, Juan Benítez”.
Por otro lado, volviendo a la parte emotiva, Lucas contó que su abuelo falleció el 5 de septiembre de 1989: “Es una semana bastante golpeada para toda la familia. Imagínense para mi abuela: se murió su esposo y tres días más tarde, dos de sus hijos”.
“El 8 de septiembre es una fecha que enlutó el chamamé. No creo que haya otra tan trágica. No me gusta usar mucho esa palabra, pero es la que marcó a nivel nacional. Así que no es un día tan lindo”, expuso.
El pasado 16 de agosto, falleció el Padre Julián Zini. Respecto al compañero de camino de su padre, Lucas Sheridan puntualizó: “Es una pérdida irreparable. Hablaba con un amigo, respecto a que se están yendo los grandes escritores, como Juan Carlos (Jensen) y Julián (Zini). Nos estamos quedando sin pluma. Le decía que hay que incentivarle a los gurises que tienen ese don. Claro que hay pocos”.
(Fuente: imagen extraída del perfil en Facebook de Lucas Sheridan).