PROSPERA UNA INVESTIGACIÓN PARA PRODUCIR PLÁSTICO ECOLÓGICO A PARTIR DE YERBA MATE

Un grupo de científicos españoles y argentinos experimentaron con los residuos de yerba mate que ellos mismos consumen, y probaron la posibilidad de originar plástico ecológico con ese insumo orgánico. Es que para reforzar un modelo de plástico biodegradable aprovecharon la actividad antioxidante de la fermentación de la kombucha, que está directamente relacionada con la alta cantidad de compuestos bioactivos en la infusión popular.

El equipo científico propuso que este plástico biodegradable podría ser usado para envoltorios de otros alimentos. La actividad antioxidante de la yerba mate es bien conocida por la ciencia y se debe, principalmente, a su composición de elementos fenólicos; incluso, los desechos de yerba mate, todavía pueden proporcionar actividad antioxidante.

En este estudio, se utilizaron residuos de yerba mate para producir una bebida de kombucha y la celulosa microbiana obtenida como subproducto se utilizó para reforzar una matriz de plástico biodegradable, conocido como ácido poliláctico. Los resultados de esta investigación fueron publicados el mes pasado en la revista Polymers, una publicación científica de acceso abierto revisada por pares sobre la ciencia de los polímeros que se publica quincenalmente en internet.

Los polímeros biodegradables y de base biológica han ganado atención para las aplicaciones de envasado de alimentos con el fin de reducir el consumo de recursos no renovables y evitar la acumulación de desechos plásticos en el ambiente. Entre otros biopolímeros, el ácido poliláctico ha emergido en el mercado como el plástico de base biológica y biodegradable más utilizado, debido a sus múltiples ventajas, tales como sus características ambientalmente benignas, disponibilidad en el mercado a un costo competitivo, facilidad de procesamiento mediante las tecnologías existentes actualmente para termoplásticos con base en gasolina (es decir, extrusión, moldeo por inyección, etc.), alta transparencia y biodegradabilidad inherente.

Sin embargo, este plástico también presenta algunas desventajas para la producción de películas que dificultan su explotación industrial en los sectores de envasado de alimentos o agricultura, como su sensibilidad a la degradación térmica, el rendimiento de barrera deficiente y su naturaleza inherentemente frágil. Su degradabilidad en el ambiente requiere que se cumplan unas condiciones específicas (medio de compostaje a 58°C, pH en torno a 7,5, humedad relativa del 60% y aireación adecuada), incluso por períodos cortos de tiempo.

FUENTE: DIARIO «EL LITORAL».