River Plate mereció largamente la clasificación a la final de la Copa Libertadores ante un muy tibio Palmeiras, al que superó por 2 a 0 luego de caer 3-0 en la ida, pero al que pudo eliminar si el VAR no hubiera intervenido para torcer las decisiones originales del árbitro uruguayo Esteban Ostojich, que había convalidado un gol de Gonzalo Montiel y cobrado un penal a Matías Suárez que lo hubiesen depositado en el Maracaná el 30 de enero.
El conjunto de Marcelo Gallardo se puso en ventaja a los 29 minutos con un golazo de cabeza de Robert Rojas, que saltó más alto que todos en el área, y sobre el final del primer tiempo, a los 44, Rafael Santos Borré estiró la ventaja también de cabeza.
River debía golear al Palmeiras en Brasil para seguir con vida en la Copa Libertadores y acceder a su tercera final consecutiva, luego de disputar el partido decisivo contra Boca en Madrid, en 2018, y ante el Flamengo en Lima, en 2019.
El conjunto de Gallardo fue superior a su rival durante los noventa minutos, aún con un jugador menos, y no logró el resultado que necesitaba porque el VAR se lo negó, correctamente, en dos oportunidades.
Para el complemento, el que tomó protagonismo fue el VAR. A los 51 minutos anuló un gol de Montiel que le daba el 3-0 a River. En la jugada previa, Borré estaba apenas en offside, que el juez de línea no vio y se la cantaron a Ostojich desde la tecnología. Luego, cuando el Millonario jugaba con diez por la expulsión de Rojas, Matías Suárez cayó en el área y el árbitro cobró penal. Luego de revisarla, el chileno notó que el atacante se había tirado y retrotrajo su decisión. Además, en la última, fue a chequear un posible penal sobre Borré, que parecía ser pero que no cobró porque hubo posición adelantada previa.
Fue final 2-0 en favor de River, pero es Palmeiras el que se mete en la final de la Copa Libertadores por el 3-0 obtenido en la ida en Avellaneda.