La primera voz que escuchamos al nacer es la de una mujer, sea de una enfermera o de nuestra propia madre que nos recibe. Durante nuestra vida nos cruzamos con tías, hermanas, primas y amigas que nos enseñan… Pero, ¿qué nos enseñan? Esa mirada de aprendizaje constante durante nuestro recorrido terrenal, nos ofrece la simple reflexión de pensarlas a ellas como un factor importante porque nos trasladan sus sueños, su visión y su fuerza. Este 13 de febrero, se celebra el día de la Mujer Bellavistense en homenaje a la primera viceintendente, Aurora Hudt.
Hace 18 años se institucionalizó como “el día de la mujer bellavistense” en honor a la profesora Aurora Antonia Hudt, quien fue la primera mujer en ocupar el cargo de Vice intendente en el año 2001 y falleció de manera repentina el 13 de febrero del año 2004 ejerciendo su cargo.
Aurora Hudt era afiliada al partido Justicialista. Conformó la fórmula con el radical Mario Haberle para las elecciones a Intendente del año 2001 y previamente se desempeñaba como rectora de la escuela cabecera N° 16 “Pedro Ferre”. Tenía 51 años y esperaba cumplir 52 el 25 de febrero de ese año. Tuvo 4 hijos: 3 varones y una mujer. Hudt fue hallada muerta en una cama por su hija María Belén, de 16 años, quien fue a buscarla a una habitación, de la cual no había salido cuando siempre lo hacía horas antes. Desde temprano llamó la atención su ausencia en la Municipalidad.
El 20 de abril del 2005 se presentó el proyecto de ordenanza por el recordado Ramón “Titon” Orué ante el Honorable Concejo Deliberante, que solicitó que se instituya el 13 de febrero como “Día de la Mujer Bellavistense”, en honor a la primera Vice Intendente, maestra, madre ejemplar, excelente persona y amiga leal.
Ya es un hecho que las mujeres pueden cambiar el mundo, o hacerlo un poco mejor, quizás. La única dificultad que aún atraviesan hoy en día, es la configuración machista que poco a poco comienza a borrarse del imaginario colectivo, sobre todo en ciudades en auge como Bella Vista. Las mujeres pueden –o pudieron desde siempre– dar al mundo, cosas tan maravillosas como trascendentales.