Bullrich envió el comunicado mientras seguían debatiéndolo. Dirigentes bonaerense y porteños del PRO analizan dinamitar puentes con el ala dura.
Un comunicado prendió fuego los pocos avances por recobrar la unidad en Juntos por el Cambio. Bajo la dirección de Mauricio Macri, la presidenta del PRO Patricia Bullrich envió el comunicado en el que hablaba del asesinato de Fabián Gutiérrez como un crimen de «extrema gravedad institucional» cuando todavía seguían debatiéndolo internamente. Esto hizo que diversos sectores de peso del espacio, como los representantes bonaerenses –incluidos varios intendentes– y porteños, estén pensando en abandonar el grupo de Whatsapp partidario y dinamitar puentes con el ala dura del PRO. En tanto, Bullrich dobló la apuesta y salió a responderle al presidente Alberto Fernández, al que calificó de tener una «actitud canallesca». El titular de la UCR, Alfredo Cornejo, se sumó a esa estrategia y aseguró que fue «un nuevo crimen vinculado al poder kirchnerista». El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, mantiene silencio, pero en su entorno advierten que no se trató de un crimen político.
El comunicado de Juntos por el Cambio tuvo una cantidad efímera de firmas. Apenas las necesarias: por el PRO, Bullrich y el dirigente santafesino Federico Angelini –que sigue en la línea de ella y de Macri–, por la UCR, Alfredo Cornejo, y por la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro. Son los que salieron a redoblar la apuesta cuando los cuestionaron por el uso político tanto el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, como el presidente Alberto Fernández, quien tildó de «miserables» y «canallas» a los que intentan sembrar la idea de un crimen político.
A contragolpe
Llamada a su juego, Bullrich salió a responderle y recordó el caso de Santiago Maldonado: sostuvo que Alberto Fernández «no tuvo el menor empacho en decir que había sido un crimen de Estado. Si digo que su actitud fue canallesca me quedo corta…».
Otro de los diputados del ala dura del PRO, Waldo Wolff, había salido a constestarle en el mismo estilo: «Se pasaron la última semana antes de que se defiendan acusados en la causa espionaje condenándolos. Ahora cuando parte de la sociedad cuestiona que la sobrina de Cristina instruya asesinato de arrepentido en causa de los cuadernos por coimas recibidas por ella se ofende», escribió Wolff.
Incluso hubo ex funcionarios del gobierno de Macri, como Ivan Petrella, que establecieron una suerte de cadena de asesinatos: «¿Cuantas personas que testificaron o iban a testificar sobre la corrupción kirchnerista murieron en circunstancias peculiares?», se preguntó y recordó el caso de Alberto Nisman.
A esta estrategia se sumó el titular de la UCR, que la semana pasada abrió una polémica sobre la posibilidad de independizar a Mendoza y en esta se suma a acusar al kirchnerismo de un asesinato, todo como parte de una plataforma presidencia l. «Hemos asistido a un crimen vinculado al poder kirchnerista. Este nuevo crimen está rodeado de un detalle muy importante: que él declaró en una causa judicial donde involucró al círculo íntimo del kirchnerismo y de la expresidenta y actual vicepresidenta», aseguró Cornejo.
Lo cierto es que salir a implicar al Gobierno en un asesinato es una decisión de peso para un espacio opositor. Y en este caso, según averiguó este diario, no estuvo ni siquiera consensuada con todos los sectores de Juntos por el Cambio. En particular, no lo habían acordado con el ala «dialoguista» de Larreta y María Eugenia Vidal, lo que desató una tormenta interna.
Sin consultar
Lo que no se supo cuando salió el comunicado es que Bullrich se apresuró a publicarlo cuando todavía seguían las discusiones internas en el PRO sobre cómo pararse ante el asesinato de Fabián Gutiérrez. De hecho, estaban en plena discusión sobre qué hacer en el Whatsapp partidario. El hombre de Larreta dentro del partido, Eduardo Macchiavelli, venía proponiendo crear una comisión para trabajar en la redacción y, de paso, esperar a evaluar cómo se desenvolvía la causa. Lo secundaban diversos intendentes, como Jorge Macri y Néstor Grindetti.
En el medio de esa discusión, se enteraron de que ya se había publicado el comunicado y todo estalló. El exsecretario general de la Presidencia Fernando de Andreis intervino para intentar calmar los ánimos y se llevó lo suyo. Grindetti abandonó ese grupo y dijo que sería para siempre, pero otros dirigentes lo convencieron de que esperara un día antes de irse de otros chats. Pero no porque estén pensando en calmar las aguas, sino porque puede ser que forme parte de una salida masiva de los chats que comparten con el ala dura, lo que implica un veto a la presidencia de Bullrich, que no se sabe cómo terminará.
Los que se irían son nada menos que el titular del bloque en Diputados, Cristian Ritondo, el senador Esteban Bullrich, los intendentes Macri y Grindetti, a los que se podrían sumar otros. En el chat otra dirigente que estalló es la porteña Carmen Polledo.
«¿Cómo vamos a salir a decir que es un crimen político y que después termine siendo por una relación amorosa? Es un pa-pe-lon. Y Patricia se cagó en todos nosotros«, estaba enfurecido uno de los dirigentes bonaerenses.
Lo cierto es que mientras Bullrich intercambia epítetos con el presidente, en su espacio se gesta una revuelta. Hay distintas opciones de cómo puede terminar la amenaza de romper de los sectores bonaerenses: una, más dificil, es con la salida de Bullrich. Lo cierto es que Macri la puso en la presidencia y la respalda en lo que hace. Pero, en medio del estallido del fin de semana, nadie puede proposticar un final.
FUENTE: «PÁGINA 12».