LA VACUNA DE ARN MENSAJERO PROMETE AVANCES FRENTE A OTRAS ENFERMEDADES

El contexto socio-histórico de la pospandemia sirvió para reforzar la idea de que las vacunas tienen poder en sí mismas: salvan 5 vidas por minuto en todo el mundo y representan el futuro de la medicina, sobre todo para enfermedades que aún no conocen la cura.

Es así como las vacunas contra el COVID-19 nacieron acorde los tiempos: veloces e innovadoras. Cada una en sus diferentes plataformas tecnológicas fueron el resultado de un trabajo científico global, mancomunado y colaborativo; propulsado además por un fast- track entre reguladoras, laboratorios y Estados en pos de aportar al hito científico de detener las muertes y la infección severa provocada por el nuevo coronavirus SARS-COV-2.

Pero hay que decirlo: si bien todas las vacunas contra el COVID-19 aprobadas e inoculadas en todo el globo han demostrado seguridad y eficacia, no todas tienen la misma proyección de cara al futuro. Algunas ya nacieron grandes por su historia de origen. Y este es el camino que hoy evidencian las vacunas de plataforma genética de ARN mensajero que había comenzado su investigacion aplicada tras la pista de la cura del cáncer, y la irrupción de la pandemia no solo cambió su destino, sino que permitió acelerar los tiempos de su momento ¡Eureka!

La potencia del descubrimiento se impuso por una doble vía de desarrollo científico, la del binomio norteamericano-alemán Pfizer-BioNTech y la creada por el laboratorio boutique de Massachusetts, Moderna. Ambos gigantes pharma pusieron los primeros viales disponibles en gran volumen de producción para todo el globo, incluso con la previsión del transporte de ultra frío que necesita la vacuna antes de ser aplicada.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a las vacunas – al acto de inmunización en general- como un hecho indispensable de este siglo XXI acosado por las virus, endemias y pandemias y que forman parte del sustento de la seguridad sanitaria mundial.

Sin embargo asistimos a una paradoja aún irresuelta: la pandemia nos ha llevado a un retroceso en el número de personas inmunizadas para otras enfermedades. Se estima que, a lo largo de estos dos últimos años, la tasa de cobertura de vacunación en la región descendió de un 86% (2019) a un 50% (2021). Prueba de ello es el retroceso de casi tres décadas de progreso en la poliomielitis y el sarampión. La cobertura de vacunación para otras enfermedades infantiles también ha retrocedido, y la difteria y la fiebre amarilla amenazan con resurgir a menos que los países tomen medidas urgentes.

FUENTE: «INFOBAE».