Las personas que viven 100 años o más siempre han sido sujetos de interés para las ciencias que se concentran en el envejecimiento. Se han identificado una serie de atributos positivos, como no fumar tabaco, y adoptar una alimentación saludable, realizar actividad física regular, evitar el estrés, y tener una actitud positiva ante la vida. Ahora, investigadores del Reino Unido e Italia han encontrado que un gen en una población de centenarios puede retrasar 10 años la edad biológica del corazón. El resultado abre la posibilidad de desarrollar una terapia para personas mayores.
El avance fue publicado en la revista Cardiovascular Research. Fue dirigido por científicos de la Universidad de Bristol y el Grupo MultiMedica de Italia, y ofrecen un potencial blanco terapéutico para pacientes con insuficiencia cardíaca, una afección por la cual el corazón no puede bombear sangre rica en oxígeno al resto del cuerpo de forma eficiente.
Asociados a una longevidad excepcional, los portadores de genes mutantes sanos suelen vivir hasta los 100 años o más y gozar de buena salud. Esos individuos también son menos propensos a sufrir complicaciones cardiovasculares. Los científicos creen que el gen ayuda a mantener jóvenes sus corazones al protegerlos contra enfermedades ligadas al envejecimiento, como la insuficiencia cardiaca.
En el nuevo estudio, los investigadores demostraron que uno de esos genes mutantes saludables, que hasta ahora se había demostrado especialmente frecuente en centenarios, puede proteger las células extraídas de pacientes con insuficiencia cardíaca que requieren un trasplante cardiaco.
El equipo de Bristol, dirigido por el profesor Paolo Madeddu, descubrió que una sola administración del gen mutante antienvejecimiento detenía el deterioro de la función cardíaca en ratones de mediana edad. Lo que fue más sorprendente es que cuando se administró a ratones mayores el gen retrasó la edad del reloj biológico del corazón en el equivalente humano de más de diez años. Los corazones de los animales mayores presentaban las mismas alteraciones observadas en pacientes de edad avanzada.
También los investigadores sabían que las personas centenarias pueden transmitir sus genes sanos a su descendencia. Pero el estudio demostró por primera vez que un gen sano hallado en centenarios podría transferirse a personas no emparentadas para proteger sus corazones. En el futuro, podrían encontrarse otras mutaciones con un potencial terapéutico similar o incluso superior al investigado en el trabajo de los investigadores del Reino Unido e Italia.
FUENTE: «INFOBAE».