La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que azota España ha dejado una huella devastadora, con consecuencias catastróficas en buena parte de la provincia de Valencia y zonas del este de Castilla-La Mancha y Málaga. Hasta el momento, se ha confirmado un centenar de muertes, y el número de desaparecidos y afectados sigue en aumento.
En Valencia, la situación es calamitosa. Las lluvias torrenciales han generado escenas dantescas: millas de personas fueron rescatadas tras permanecer horas atrapadas en tejados y techos de vehículos, y cerca de 1.200 personas quedaron varadas durante más de 24 horas en las autovías A-3 y A-7, totalmente bloqueadas por el agua y los escombros. Más de 70 carreteras siguen cortadas, mientras que millas de coches se apilan destrozados en las calles y autopistas.
La situación también afecta a la conectividad en la región: la capital, Valencia, está prácticamente aislada por tierra desde el oeste y el sur; el servicio ferroviario está suspendido y numerosos vuelos han sido desviados. En paralelo, más de 1.100 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) trabajan sin descanso para ayudar en los rescates y tratar de devolver algo de normalidad a las áreas más afectadas.
Las localidades de Llíria, Chiva, Cheste, Vilamarxant, Riba-roja, Loriguilla y Requena, entre otras, han sido las más castigadas. En la comarca de l’Horta Sud, pueblos como Alfafar, Benetússer y Torrent han vivido escenas de devastación total.
Horacio Arigossi, un argentino residente en Valencia, relató en RADIO BELLA VISTA su experiencia de primera mano sobre la catástrofe: “Estamos a unos kilómetros del punto cero, donde sucedió lo peor, y sigue lloviendo. Nosotros, como grupo de argentinos, estamos buscando personas. Es de película; es un desastre total”, describió.
Arigossi también denunció una falta de previsión en la respuesta oficial: “La alerta nos llegó por la noche, y el gobierno local aseguró que todo iba a estar bien, en contradicción con el ente de control. La tormenta golpeó a las 17:00 horas, cuando la gente regresaba a sus casas, atrapándolos en las autopistas. Ayer fui a colaborar y hoy, de madrugada en el aeropuerto, pude ver el desastre. Lo más impactante fueron los autos arrastrados con personas dentro”.
Mientras los ciudadanos enfrentan la tragedia con esfuerzos conjuntos, el apoyo de los equipos de emergencia y la Guardia Civil ha sido clave. Sin embargo, la reconstrucción y el regreso a la normalidad se anticipan como un reto monumental en esta región que ha experimentado una de las catástrofes más severas en su historia reciente.