El 25 de junio ha sido instaurado simbólicamente como el “Día Mundial Antitaurino” y de acuerdo a los que rechazan la tauromaquia (del griego tauros: toro, y máchomai: luchar) esta es una fecha para “recordar el compromiso de la sociedad, de construir una nueva realidad donde no se discrimine bajo ningún pretexto, incluido el de especie, y que incluya a todos los animales como otros válidos para la consideración moral y el reconocimiento de derechos”.
Aunque la lidia de toros ya se practicaba desde la más remota antigüedad en diferentes regiones del mundo, en la segunda mitad del siglo XVIII se produjeron en España una serie de novedades en su práctica que dio lugar a las corridas de toros en su sentido moderno, cuyo objetivo es “conquistar y matar al toro en pocos segundos al colocar un estoque en una pequeña área entre los hombros del animal”. Defensores de las corridas de toros sostienen que si el matador acierta el animal muere en cosa de segundos. En la mayoría de los casos, el matador no acierta en el punto clave lesionando los pulmones y los grandes bronquios del animal, causándole un flujo de sangre a borbotones por la boca y la nariz del toro. Según especialistas la tauromaquia es “una tradición cruel, donde la víctima primero es inocente y donde es salvajemente torturada y masacrada, como tradición éticamente es inconcebible.”
Las corridas de toros desde siempre han sido censuradas, han desatado polémicas, incluyendo prohibiciones esporádicas, desde sus mismos comienzos hasta hoy mismo. Las críticas a los eventos violentos con animales se remontan a la antigüedad romana, con las críticas de Cicerón contra los espectáculos con fieras en el anfiteatro. A ellas siguieron las críticas de los primeros escritores cristianos y canonistas que censuraban los espectáculos públicos con fieras (incluidos los toros bravos), por arriesgar la vida humana, postura que se prolongó durante la Edad Media y que movió a varios papas a promulgar prohibiciones.
La lucha antitaurina en el mundo es una campaña que está cobrando importancia y cada vez más personas se unen a ella. Si la fiesta taurina en algo ha evolucionado con el correr del tiempo ha sido por el cambio en la sensibilidad del público. En la actualidad, en todo el mundo: 92 ciudades abolicionistas de la tauromaquia ya han sido declaradas antitaurinas.