Es una semana histórica para el fútbol argentino: por primera vez, una jugadora trans fue habilitada para jugar en la primera división femenina. Se trata de Mara Gómez, quien desde enero forma parte del plantel de Villa San Carlos y que, luego de una serie de trámites y de una espera que se demoró por la pandemia de coronavirus, podrá disputar el certamen que comenzó el último fin de semana.
No fue fácil el camino para llegar hasta esta instancia. Las gestiones para incluir a Mara de manera oficial en el plantel del conjunto de Berisso habían comenzado en enero de este año, cuando aún se estaba disputando el torneo que luego fue dado por terminado a raíz de la pandemia. Por ese entonces, el equipo peleaba por no descender a la segunda categoría y el cuerpo técnico la fue a buscar a la Liga Platense porque necesitaba una delantera de jerarquía.
En marzo pasado, Mara firmó un convenio a través del cual la AFA autorizó su participación en el certamen. De la reunión, que tuvo como sede a las oficinas del edificio de la calle Viamonte, participó el propio Claudio Chiqui Tapia, presidente de la entidad. Ese documento, entre otras cuestiones, establecía que la jugadora debía presentar una serie de estudios hormonales que demostraran que su testosterona estaba por debajo de los límites que establece el Comité Olímpico Internacional (COI), de 10nmol/L. Esto quiere decir que la Ley de Identidad de Género 26.743, que establece que todas las personas deben ser tratadas de acuerdo a su identidad de género, no bastó para que Mara fuera habilitada para jugar: aparte de presentar su DNI femenino, ella debió someterse a una serie de estudios médicos (los cuales atravesó sin problemas).
Aquel día, Lorena Berdula, la representante no hegemónica de Mara -tal como a ella le gusta denominarse- le hizo una suerte de chiste a Tapia respecto de si a partir de ese momento harían esos mismos controles de testosterona a todos los jugadores del fútbol masculino. Luego, le preguntó a dónde irían a jugar aquellos que dieran menos de 10nmol/L.
Fue una especie de chicana que puso sobre el tapete las discusiones que hoy se dan en el mundo del deporte y que ponen en tensión las miradas estrictamente biologicistas (centradas en los orgánico, lo genético) y aquellas que amplían el horizonte para aportar perspectivas vinculadas a lo social y a la ampliación de derechos.
La interrupción de la competencia a raíz de la pandemia dejó el debut de Mara en stand by y los trámites de su habilitación se reactivaron una vez que se dispuso la fecha de arranque del nuevo torneo. La atacante de 23 años había sido titular en los amistosos de pretemporada ante Estudiantes de La Plata (derrota por 4-0) y Racing (caída por 6-0) y el sábado pasado figuraba en la lista de citadas para el debut en el Torneo Transición ante La Academia (terminó con traspié por 3-0 para las villeras en el predio Tita Mattiussi). Sin embargo, unos minutos antes de ingresar al campo de juego se enteró de que no iba a poder jugar debido a que su habilitación definitiva no había llegado por un tema administrativo relativo a una demora en la carga de los datos de su fichaje. Es por eso que su ilusión está puesta en el encuentro de la próxima semana en condición de local ante Lanús: allí espera poder ayudar a revertir con sus goles el mal comienzo del equipo.
Mara tiene una amplia trayectoria en el fútbol, sobre todo, en equipos de la Liga Amateur Platense. Pasó por Asociación Iris, UOCRA y AFI Las Malvinas. Con este último elenco fue bicampeona (Clausura y Apertura 2019) y máxima goleadora (15 y 18 tantos, respectivamente). Además, fue parte del plantel de Cambaceres (donde jugó torneos por fuera de AFA) e integró la Selección Platense de Fútbol Femenino que en 2019 jugó un amistoso contra Deportivo Curtidores.
FUENTE: «INFOBAE».