LA PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN CELEBRÓ SUS 198 AÑOS

El pasado sábado 22 de febrero, la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Bella Vista, Corrientes, celebró sus 198 años de historia. Su origen se remonta a los primeros pobladores de la región, en su mayoría católicos, con algunas excepciones en Colonia Progreso, donde se registraron comunidades luteranas.

El legado histórico de la Virgen del Carmen

La imagen de la Virgen llegó a Bella Vista desde Caá Caray, una antigua comunidad jesuítica ubicada en el norte de Corrientes, cerca de lo que hoy es San Carlos. Su devoción quedó institucionalizada cuando, el 3 de junio de 1825, el entonces gobernador oficializó a «Nuestra Madre y Señora del Carmen» como patrona del poblado.

Inicialmente, la imagen fue llevada al partido de Ytayoy, para resguardarla de las incursiones en el territorio misionero. Sin embargo, el 17 de enero de 1827, un decreto ordenó su traslado definitivo al nuevo templo bellavistense. Ese mismo año, la comunidad creció, se estableció la Parroquia y el Padre Hipólito Fernández asumió como su primer párroco.

María Alejandra Gómez, integrante de la Comisión de Trabajo, expresó su emoción en ÑANDE CABLE tras la transmisión de la misa conmemorativa: «Estoy muy contenta, muy feliz de que nuestra Parroquia cumpla 198 años. Nuestra Virgen estará presente en el Bicentenario de la ciudad. Aprovecho la oportunidad para pedir a los bellavistenses si tienen imágenes antiguas de la Parroquia, de hace 100 o más años atrás. Sería muy valioso poder recopilar copias para armar un álbum con la historia de nuestra iglesia», comentó.

Sobre la evolución del templo, Gómez recordó que la primera iglesia se levantó en una humilde casita de adobe sobre la actual calle Padre Kloster. Luego, en 1893, se inauguró el templo que se mantiene hasta la actualidad. «Lo anecdótico es que en ese momento, solo cuatro hombres construyeron el templo. Además, el altar mayor y el altar del Sagrado Corazón fueron donados por el señor Delfino, mientras que la corona de la Virgen fue donada en 1932 por Abel Benítez. Delfino pidió ser enterrado en la iglesia y sus cenizas descansan allí», agregó.

Por su parte, el Padre Gregorio Valenzuela resaltó el valor de esta celebración y la necesidad de mantener viva la tradición religiosa: «Agradezco mucho la difusión y la transmisión de la misa. Siempre el Papa nos enseña la importancia de volver a las fuentes, porque a partir de ahí recobramos el impulso para seguir adelante. Es fundamental recordar nuestros inicios y el nacimiento de la fe en nuestra tierra», cerró.