Gloria Romero en RBV: “Lo que más me duele, lo que más me destruye es el hecho de no saber como fue final de Cecilia»

Gloria Romero, madre de Cecilia Strzyzowski, dio declaraciones en HACETE CARGO horas antes del inicio del juicio por el femicidio de su hija y dejó en claro su convicción sobre lo ocurrido y su demanda de justicia.

Romero aseguró que, para ella, no hay lugar a dudas: “Yo creo que a ningún miembro de la comunidad del país le queda una sola duda de que ellos la asesinaron, porque ellos mismos se pisaron.” Señaló la existencia de indicios que, a su juicio, apuntan directamente a los acusados: “Está la declaración de Oregón, está cuando ya se pisa con el tema de decir ‘ah, sí, había un bulto envuelto en una frazada’. Está todo: los arañazos, el hecho de haber regalado los muebles que tenían sangre de mi hija. Si vos atás todos los cabos, no hay nadie en la comunidad, no hay nadie en el país que pueda dudar que ellos la asesinaron.”

Sobre cómo vive este momento previo a declarar, confesó el dolor de la incertidumbre: “Lo que más me duele, lo que más me destruye a mí es el hecho de no saber el final. Hay muchas versiones: que la apuñalaron, que la estrangularon… el no saber cómo fue el final de tu hija, si la torturaron antes, si la golpearon, por qué hay tanta sangre en distintos lugares, eso me vuelve loca.”

Romero también habló de la frialdad de los acusados: “Ni una pisca, ni una muesca. Lo único que hacen es abanderarse con que son perseguidos políticos. Lo único que dicen es ‘Investiguen a Gloria, investiguen a Gloria’.” Y sobre lo que espera del proceso, fue contundente: “Si no hay perpetua, no hay justicia. Pero no hay justicia, ¿sabés por qué? No solo por mí: justicia para todo el Chaco. Ellos tenían cinco causas por trata y explotación de personas. Eran tan violentos que te cortaban el puente y no te dejaban pasar ni las ambulancias.”

En su relato personal, recordó el momento de reconocer pertenencias de Cecilia y el impacto emocional que eso le dejó: explicó cómo un buzo rosado de su hija, que había guardado para conservar su aroma, apareció convertido en “un trozo de tela quemado, lleno de algodón”. “Ahí me di cuenta que mi hija estaba muerta, que nunca más iba a sentir el perfume de ella”, dijo, y relató con dolor los pequeños gestos de afecto y complicidad que ahora ya no volverá a vivir: “No vamos a chusmear, ni mandarnos memes, ni a hacer masajitos en los pies, ni a hablar de los sueños”.

Sobre la responsabilidad más allá de los acusados directos, afirmó que considera que existen redes y compinches: “Hay mucha gente. Creo que todos los líderes piqueteros han hecho un negocio de la pobreza y que si le empezás a buscar, te vas a encontrar un muerto debajo de la cama; seguramente hay much0s Sena en este país.”

Finalmente, respecto a cómo se prepara para enfrentarse a los imputados en la sala, reconoció su voluntad de evitar el contacto directo: “Yo pedí que, por favor, lo saquen. Yo nunca vi la cara a esa señora y no quiero verla. No quiero verla porque no sé qué reacción voy a tener. Tampoco a César; no quiero verlo porque ese desgraciado cuando salía y estaba en la puerta de la camioneta yo le dije ‘cuídamela’ y él me dijo ‘siempre’.”