«¡No voy a entregar el celular!”, exclamó Darío Nieto cuando un equipo de la Policía Federal llegó a su casa en Palermo, con una orden de allanamiento del juzgado de Federico Villena que investiga múltiples maniobras de espionaje ilegal durante el gobierno de Cambiemos. Nieto fue secretario privado de Mauricio Macri, era el que iba con él a todos lados, y siguió muy cerca de él después de la derrota electoral. Cuando llegaron los agentes y le mostraron la orden para el procedimiento, lo primero que hizo el joven fue encerrarse en su auto y aferrarse al teléfono. Le mandó un mensaje a su esposa: “Me están por detener”, la alertó. No fue lo que ocurrió, porque no quedó detenido, pero en la causa habría audios de los espías implicados que lo comprometen como uno de los posibles receptores de informes de inteligencia basados en seguimientos ilegales, según informaron allegados a la investigación.
El nombre de Nieto muestra cómo la pesquisa se aproxima cada vez más Macri, que dejó trascender esta semana que no conoce a Susana Martinengo, la exdirectora de Documentación de la Casa Rosada que tenía despacho a metros del suyo y que recibía a algunos de los agentes de inteligencia implicados en la causa, miembros del grupo llamado “Súper Mario Bros”: Jorge “el Turco” Sáez, Leandro Araque y Facundo Melo, al menos.
Va a ser difícil que el expresidente niegue conocer a Nieto. Parte de la prueba que hay en el expediente son los numerosos audios de WhatsApp y documentos que se enviaban entre los espías. Allí algunos conectan a Martinengo con Nieto, o mencionan también a este solo como receptor de los partes del espionaje que, según detectó el juez Villena, se desplegaba sobre políticos oficialistas y opositores, periodistas, miembros de la iglesia católica y organizaciones barriales, entre otras víctimas.
Fueron cuatro los allanamientos que se hicieron por orden del juzgado de Lomas de Zamora vinculados con Nieto: tres domicilios particulares en la Ciudad de Buenos Aires, en Palermo y Recoleta (uno el suyo particular, otro el de su padre y otro que daba como referencia) y otro en un estacionamiento. El operativo se venía preparando desde hace días: el exfuncionario era monitoreado desde el fin de semana pasado y el martes le intervinieron el teléfono para poder geolocalizarlo. Pese a su resistencia, la policía finalmente secuestró su teléfono, además de su agenda, una notebook y pendrives. Mientras todo esto ocurría, en la sede del juzgado declaraba otra de las víctimas más sorprendentes del espionaje, el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli .
Como sabían que Nieto tiene un bebé, los policías no llegaron en actitud de derribar la puerta a su vivienda, pero se atrincheró en su auto y no quería bajar. La imagen de los uniformados tratando de sacarlo del vehículo y cercándolo después generó la falsa alarma de que lo habían detenido.
Según dos fuentes con acceso al expediente, habría mensajes donde los hombres de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) le preguntan a Martinengo si los reportes le llegaban al “número uno”, y ella asegura que sí, que recibía todo, a través de su secretario privado, el joven Nieto.
En Cambiemos solían definirlo como “la sombra” de Macri por su tarea de ir con él a todos lados y estar en todos los detalles. Tuvo un papel activo en la juventud PRO, había trabajado con Francisco Quintana en la Legislatura porteña, y también con el exjefe de Gabinete Marcos Peña. En 2013 había estado a cargo de la comunicación de la campaña de Carlos Mac Allister para diputado nacional y acompañó a Gabriela Michetti en campaña también.
Ya hay más de una veintena de imputados en la causa, en su mayoría ex integrantes de la AFI que habían pasado antes por la Policía de la Ciudad, y algunos de los cuales volvieron el año pasado, otros funcionarios del Servicio Penitenciario Federal –como su exdirector Emiliano Blanco, hasta el extitular del Area 50 de Inteligencia, Claudio Suriano– y algunos exfuncionarios cada vez más cercanos a Macri, como Martinengo y Nieto. También quedó implicado el diputado Alex Campbell, exsecretario de Asuntos Municipales del gobierno de María Eugenia Vidal. Hasta ahora hay un solo detenido, en una causa que está emparentada con la de Villena: se trata de Alan Ruiz, exjefe de Operaciones Especiales de la AFI en la gestión de Gustavo Arribas. Está preso por el espionaje ilegal al Instituto Patria y a la vivienda de Cristina Fernández de Kirchner durante 2018. El caso tramita en otro juzgado de Lomas, a cargo de Juan Pablo Augé, y el expediente está delegado en los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide.
El nombre de Ruiz se repitió en los relatos de varios de los espías que declararon ante la Comisión Bicameral que fiscaliza las actividades y organismos de inteligencia. Lo señalan como quien daba las órdenes y que había sido puesto en ese papel por Arribas para hacer seguimientos políticos. Ruiz, a la vez, culpó a los integrantes del grupo “Super Mario Bros” de tener negocios propios. Este viernes van a la Bicameral Martín Coste, que fue número dos de Contrainteligencia de Diego Dalmau Pereyra y lo reemplazó cuando éste fue enviado a Chile, por supuestas diferencias con Arribas. Los diputados y senadores también esperan a Juan Carlos Hernández, que también trabajó en ese área. La causa de Lomas de Zamora también tendrá movimientos.
FUENTE: «PÁGINA 12».