La directora del Hospital «El Salvador», Dra. Rocío Bruzzo, habló con el móvil de exteriores de PRIMERA MAÑANA tras los festejos por el triunfo de Argentina en la Plaza Pedro Ferré, que derivaron en incidentes de algunos grupos con la policía y una persona herida. «Ayer justo en la hora que la gente salió a festejar, los argentinos vivieron un momento hermoso pero se vio nublado por una situación que se veía venir; después de las 18:00 horas hubo personas alcoholizadas y personas con cortes superficiales. Fuera de esta parte engorrosa, me llamaron para que mande una ambulancia y eso hice, solicité que vaya un enfermero por si había que hacer mucha fuerza y levantar a una persona, cuando llegaron, me dirigí al hospital y los vi ofuscados porque golpearon la ambulancia», comentó.
En este sentido, la profesional señaló la importancia de contar con un personal de seguridad nocturno en la guardia del nosocomio. «Necesitamos tener un personal de seguridad a la noche porque no quiero implementar cerrar las puertas durante la guardia, el personal de salud se encuentra muy expuesto. Los festejos se vieron opacados por esto, triste. No es tan sencillo como se ve desde afuera. Vivir esa situación puntual, exige mucho. No está bien que filmen, pero muchas veces se accede para que el familiar no lo tome a mal; aunque es difícil trabajar así», dijo.
Por otro lado, opinó sobre la excesiva ingesta de alcohol, sobre todo en jóvenes. «Hay cosas que tenemos que ir hablando, hay que tener paciencia, la educación de la sociedad no se va a ver en unos días sino con el tiempo. Es una situación fea y triste. Solamente recibimos a una persona en mal estado, ahora ya está estable. Él tiene estudios pendientes ahora, porque no sabemos si tiene golpes internos, hoy completará sus estudios; por lo pronto está estable. El consumo de alcohol fue terrible, sobre todo en los jóvenes, muchos de ellos que perdieron su adolescencia en la pandemia», resaltó.
Así también, analizó el sistema de salud frente a estas situaciones. «El sistema de salud está tan maltratado y el enfermero lo toma como algo natural. Me parece una locura, porque ellos siguen en la atención del paciente en medio de los gritos. No necesitamos una fiesta o un evento para ver eso. De los pacientes que estaban en espera, uno solo contestó y se fue, el resto se sentó a esperar. La mayoría entendió y esperó de forma calma. En lo que hago hincapié es en la inseguridad. En situaciones como esas, al tener las dos puertas abiertas, uno tiene más blanco», concluyó Bruzzo.